jueves, 2 de octubre de 2014

RECOMENDACIONES COMPARADAS



Acabo de terminar la lectura de dos libros, que más que lectura ha sido un devorar  historias como si en la vida hubiese leído nada. Imagino que una buena trama, con unos personajes interesantes y en un ambiente que resulta agradable engancha al lector. Pero no sé si en verdad ese sería el veredicto tras realizar esas lecturas. Sino más bien la comparación a la que mis estudios de investigación dedicados a la Literatura comparada me hacen llevar las novelas. Comparar autores, historias, pero, sobre todo, estilos literarios. De esta manera consigo dos cosas, por un lado descubrir trucos o modelos de escritura en mi calidad de aprendiz y, por otro, distinguir la calidad de un autor en comparación con otro de su misma época.

En el caso de estas dos últimas lecturas me quedo con un dato: existen diversidad de formas de escritura, diferentes maneras de acercar al lector una historia. Para Soledad Puértolas todo es orden y organización. La escritora cuenta las historias tal y como ocurrieron, sin adelantar ningún dato futuro y sin poner nervioso al lector. Crea una intriga que va creciendo paulatinamente en el texto como si no pretendiera hacerlo. De tal forma, que pasadas treinta páginas no tienes marcha atrás y necesitas saber qué le ocurrirá al protagonista en las páginas siguientes. 

De ella he leído Días del Arenal, una novela donde saca a relucir amores prohibidos, distantes, escondidos y convenientes. Puértolas relata una historia que transcurre a lo largo de la vida y que es contada por los distintos protagonistas, para que todos ellos revelen el porqué de sus actos. Nos muestra hasta dónde está dispuesto a llegar el ser humano por conseguir lo que quiere o hasta dónde llegamos y esperamos a nuestro amado. Soledad Puértolas une amor y violencia en un vaivén de personajes dispares. 

La otra autora dista mucho de ella. Me refiero a Carmen Posadas. Para ella, su estructura es el desorden argumental. Empieza con el hecho principal de su historia para captar la atención del lector, y luego recuerda los momentos previos de los personajes al hecho crucial. Así, la intriga planteada al inicio de las páginas no se resuelve hasta el final. De manera que conocemos los entresijos de los personajes, sus secretos y pensamientos como intervalo en el desarrollo de la trama. La cantidad de personajes puede hacer perder al lector el hilo de la historia, pero ahí está la clave de su escritura: hacer del lector un personaje activo en su lectura y no un mero “acumulador de historias”. 


De Carmen Posadas he leído Pequeñas infamias, obra con la que obtuvo en 1998 el Premio Planeta. Desde el principio conocemos la muerte accidentada de un cocinero, Néstor. Después, multitud de personajes relatarán las horas previas a esa muerte, desvelando sus secretos mientras se produce un intercambio de cartas entre cocineros que pretenden desvelar los más secretos trucos de cocina en un libro que titularán “Pequeñas infamias”. Carmen Posadas realiza, de la manera más elegante posible, un minucioso estudio de la sociedad, destacando sus intereses, miedos y convenciones.


Son dos escritoras muy distintas, con formas y estilos muy dispares, pero en el fondo coinciden en los temas que exponen en sus obras. Ambas escritoras buscan reflejar la sociedad y caracterizarla para mostrar a los lectores hasta dónde somos capaces de llegar por nuestros intereses, por conseguir lo que nos proponemos, pasando por encima de quien tengamos que pasar. Os dejo la sinopsis de ambos libros, por si alguien busca lectura y estos le parecen lo suficientemente interesantes. 

1. Días del Arenal, Soledad Puértolas.

Tomando como punto de partida una calle poco transitada de Madrid y a un personaje que ha ido limitando el escenario de su vida a su piso y su calle, Soledad Puértolas va trazando el relato de diversas vidas, marcadas por la pasión, los amores clandestinos, la ambición artística, el desconcierto, la búsqueda de la felicidad. Y las vidas, conforme se desarrolla el relato, van trazando un dibujo de forma circular, porque ninguna vida se acaba del todo mientras pueda mezclarse, trenzarse con las otras. Es cierto, como nos dice el narrador, citando a Quevedo, que «solamente lo fugitivo permanece y dura». Son precisamente los momentos fugaces en los que se percibe la belleza los que trazan el dibujo que relaciona a los personajes. El tiempo es sabio y quizá clemente. Avanza en varias direcciones para dejar en el aire un vago mensaje de armonía, un apoyo para que la búsqueda de la belleza, del amor, de la felicidad, no resulte tan ardua, para que la esperanza de un encuentro perfecto, ideal, se mantenga viva.

(Fuente: http://www.anagrama-ed.es/titulo/CM_198)


2.   Pequeñas infamias, Carmen Posadas.

Pequeñas infamias es una novela sobre las casualidades de la vida. Sobre las que se descubren con sorpresa, sobre las que no llegan a descubrirse y sin embargo marcan nuestro destino, y sobre las que se descubren pero se mantienen en secreto, porque hay verdades que no deberían saberse nunca. Puede leerse, también, como una sátira de sociedad, como el retrato psicológico de una galería de personajes, o como un apasionante relato de intriga, cuyo misterio no se resuelve hasta las últimas páginas. En la casa de veraneo de un acaudalado coleccionista de arte se reúne un variopinto grupo de personas. Juntas pasan unas cuantas horas y, a pesar de las frases agradables y los comentarios corteses, la relación acabará envenenada por lo que no se dicen. Cada una de ellas esconde un secreto; cada una de ellas esconde una infamia. La realidad adquiere de pronto el carácter de un rompecabezas cuyas piezas se acercan y amenazan con acoplarse. El destino es caprichoso y se divierte creando extrañas coincidencias.

(Fuente: http://www.lecturalia.com/libro/479/pequenas-infamias)

amacrema

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