viernes, 17 de octubre de 2014

RESEÑA - Sólo un pie descalzo


Titulo: Sólo un pie descalzo
Autora: Ana María Matute
Páginas: 118
Editorial: Destino





Como en la mayoría de sus obras literarias, Ana María Matute centra su trama en el mundo de la infancia. Su protagonista es una niña de cinco años que convive con hermanos y primos en una familia de buena posición social. Gabriela, protagonista de esta historia, se siente rechaza por todos los niños que la rodean; ve que no encaja ni en su casa ni en el colegio, donde es sometida a burlas y discriminaciones. La niña a menudo pierde uno de sus zapatos, de ahí el título de esta historia, y esto le supone la continua riña de sus mayores. 

Todo su pequeño universo cambia cuando cae enferma y tiene que permanecer en cama varios días. Gabriela se aburre porque nadie la acompaña y ya ha leído, siempre a escondidas, todos los libros que sus hermanas guardan en sus habitaciones. Por ello, decide escaparse una noche a la biblioteca de su padre, un lugar prohibido para todos los niños de la casa. Allí descubre un libro muy especial porque le hará viajar a lugar inimaginables, conocer a personajes sorprendentes y vivir experiencias inolvidables: El Libro del País del Pie Descalzo, en el que a todos sus habitantes les falta una parte fundamental de su estructura y han sido relegados a desvanes o alacenas por inservibles y diferentes.

Desde que descubre ese libro extraordinario, empieza a darse cuenta de que ella no es tan diferente. Aparecen ante sus ojos objetos de la realidad cotidiana que también tienen “solo un pie descalzo”, como ella. Y esta ausencia se aprecia en un asa rota, una taza desquebrajada, un espejo conservado en mil añicos, cucharas torcidas o muñecos con una pierna rota (Homolumbú quien le acompaña en sus aventuras). Todos estos objetos mantienen con ella conversaciones interesantes y llenas de fantasías, al igual que con las letras y los números que recobran vida ante los ojos inocentes e ilusionados de la niña. 

Vemos en este libro infantil las vivencias reales de Ana María Matute. La protagonista, Gabriela, es una niña muy especial, capaz de crear un mundo imaginado con todo lo que tiene y observa a su alrededor. Además, vive acompañada de muchos más niños, en su casa de la ciudad y en la casa de veraneo, al igual que ella pasaba las temporadas estivales en Mansilla de la Sierra, con sus primos y sus hermanos. Además, en esta amable historia aparecen las criadas de la familia, la cocinera, la niñera, las limpiadoras. Gabriela forma parte, sin duda, de una familia acomodada, al igual que Ana María y es lo que refleja en sus libros. Otro dato importante y curioso es que todos esperaban la llegada de un niño cuando nació Gabriela, igual que señala la escritora de su propia existencia. Su madre hubiera preferido que Ana María fuese un niño. Gabriela tiene dos hermanas y un hermano, Rafael, como ella.

La obra está narrada en tercera persona, desde la distancia objetiva de un narrador que relata la historia de Gabriela desde su perspectiva infantil e inocente, carga de fantasías maravillosas con un lenguaje sutil, poético y musical. Ana María utiliza un lenguaje sencillo, unas oraciones fáciles de comprender, pero sin perder la brillantez en la escritura. La autora destina este cuento extenso a los niños por lo que no pierde esa redacción fácil y amena, sin utilizar un léxico complicado, con numerosos diálogos y personificando objetos, habitaciones, profesiones, etc. Pero no podemos negar que el libro también está destinado para un público adulto, en el que los valores emocionales, la amistad, la frescura de la infancia no debe perderse. Matute escribe, sin duda, para todos los públicos, creando ambientes tan reales como ficticios y mágicos y, parafraseando una de sus frases más célebres en el discurso de los Premio Cervantes, sus historias hay que creérselas porque las ha inventado ella.

                                                                                                 amacrema (África Crespo)

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