jueves, 17 de noviembre de 2011

PLATERO Y YO (I)

Hacemos un alto en el camino para leer Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez. No es una cuento para adultos, ni mucho menos, es una narración poética para adultos sin lugar a dudas. De hecho, Juan Ramón afirmó una vez que jamás escribiría nada para niños porque estos pueden leer y comprender lo mismo que los adultos. He aquí el primer capítulo de este cuento infantil para adultos.
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
Lo dejo suelto y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: "¿Platero?", y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal...
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel...
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra... Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
— Tiene acero...
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario