martes, 24 de mayo de 2011

TENGO UNA DUDA, articuento crítico

Salgo a la calle. Pero cada día recortan más la luz y a mí me da miedo ir a oscuras. Me cojo un taxi, que el pobre ya no sabe a qué velocidad ir por si le multan, y me acerco a un bar cercano a tomarme una copa. He quedado con algunos amigos pero yo llego la primera. Paso, me siento. ¡Qué placer! Respiro aire puro y limpio porque nadie fuma. Miro a mí alrededor. Una pareja con un bebé se hacen carantoñas en el otro lado del bar. No hay nadie más. Camarero, perdone, ¿dónde está el baño? Al fondo a la derecha. Vale. Paso al baño. Qué limpio, parece que nadie lo ha usado hoy. Mejor. ¿Cómo acabará esto esta noche? Salgo del baño y pienso que mis amigos ya habrán llegado. Me equivoco. No hay nadie. La pareja con el bebé ya se van. El camarero no para de entrar y salir. Cada vez que abre la puerta entra un frio horrible. Normal, es febrero. ¿Dónde están todos? Camarero, perdone, ¿cuándo empieza a llegar la gente? Sobre esta hora, más o menos. Ah, vale, gracias. Decido seguir esperando. Me pido una coca-cola light, que no será ni light ni nada pero me gusta mucho más el sabor. No hay coca-cola, pepsi. Vale. Me da igual. Me bebo la coca-cola, la pepsi o lo que fuera eso. Me canso de esperar y decido salir fuera a ver si ya vienen. Es raro. Me pongo el abrigo. Me cuelgo el bolso. Salgo a la calle. Allí están todos. Helados. Muertos de frío. Congelados. ¿Qué hacéis aquí? Te estamos esperando. Yo os estaba esperando dentro. Ya pero dentro no podemos fumar y nos hemos quedado aquí fuera tomando algo. Ah. ¿Quiere algo, señorita? Sí. Póngame otra coca-cola light. Tiene que ser pepsi. Bueno, eso, qué más da. Se acaba la noche. Vuelvo a casa. Entro. Enciendo la luz. La apago corriendo. ¡No enciendas tanto la luz! ¡Pero entonces no veo! ¡Te alumbras con la de emergencia! No lo entiendo. ¡Pues entiéndelo! Han subido la luz y no estamos para estos gastos que tu padre está en el paro y no encuentra trabajo. Pues que lo busque. Eso, eso, y que siga buscando. Hueles a tabaco. ¿No habrás fumado? La escusa de “es el bar” ya no nos vale. Hija, estás helada. Me voy a la cama. Hasta mañana, mamá. Me levanto. Salgo de casa para ir a trabajar. Cojo el coche, salgo a la carretera. Control policial. Paro. ¿Señorita, usted no sabe que no puede ir a más de ciento diez? Sí, sí, lo he olvidado. Anda que es por su bien, por ahorrar. Gracias, yo ahorro. Espere, señorita, la multa por exceso de velocidad son cincuenta euros. ¿La paga ahora? ¿Y el ahorro dónde está? Me he quedado sin el dinero que llevaba para todo el día. En fin. Hoy no empiezo con buen pie. Paso a la oficina. Sobre mi mesa tengo una nota: PASE A MI DESPACHO. LA DIRECTORA. Me extraño. Voy a su despacho pero la directora no está. Espero. No sé si sentarme o quedarme de pie. Empiezo a ponerme nerviosa, muy nerviosa. Tan nerviosa que me tiemblan las piernas, me tiembla la boca. Tengo frío. Ahora me tiembla todo el cuerpo. Pasa la directora y me empieza a hablar. Hablamos durante un buen rato. Bueno, realmente solo habla ella. Yo sólo escucho y pienso en mañana. ¿Qué voy a hacer yo mañana? En resumen, estoy despedida. Salgo a la calle. Me extraño porque ni siquiera me ha dado pena. Ya me lo estaba viendo venir, sólo era cuestión de tiempo. Camino por la calle y me encuentro con una academia de idiomas. Me quedo en la puerta sin saber qué hacer. ¿Paso, no paso? Paso. Buenos días, ¿puedo ayudarla en algo? Sí, querría apuntarme a algún idioma. Dígame usted a cual. Miro en el muro del fondo. A alemán, apúnteme usted a alemán.  
amacrema

2 comentarios:

  1. Qué razón llevas!!!Todos para Alemania escopetados!!

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  2. Este es el artículo que publicaron en el periódico, ¿verdad?

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